martes, noviembre 11, 2008




Contexto Europeo antes del descubrimiento de América.


Expansión Europea de los siglos XIV y XV.


Europa se contrae.


Entre los siglos XI y XIII, gran parte de Europa había experimentado un vertiginoso crecimiento, tanto demográfico como económico. Se habían mejorado las condiciones de trabajo, se había mejorado las técnicas agrícolas y el comercio comenzaba a tener relativa importancia en Europa lo que produjo mejoras condiciones de vida. También hay que sumar que los conflictos habían disminuido y la sociedad se había estabilizado.

Sin embargo entrando en la época de los siglos XIV el panorama cambia bruscamente comenzando una verdadera emergencia económica, política y social. Vamos a dividir el panorama de Europa según los problemas que desencadenaron.


a) Condiciones económicas desfavorables.


El contexto Europeo de comienzos del siglo XIV como mencionabamos fue complicado. Durante los siglos anteriores se había llevado a cabo una ocupación en forma rápida de todos los espacios y la producción fue tremendamente acelerada. Las tierras se empezaron a cultivar en base a la rotación trienal; vale decir, dos años de producción frente a uno de barbecho, lo cual aseguró una mayor cantidad de alimento. Ello significó disponer de cereales de invierno (trigo candeal o centeno) y, tras un reposo que duraba más de seis meses, cereales de primavera (avena o cebada). Estos cereales, combinados con la carne de vacuno y de cerdo, constituían la base alimenticia de la población europea de aquella época.

El entusiasmo y la bonanza de estos tiempos se desplomaron a partir de 1320. Desde entonces, y durante unas cuatro décadas, la temperatura promedio bajó en aproximadamente 1,5 grados Celsius y se arruinaron las cosechas en toda Europa. Inviernos largos y lluviosos, sumados a veranos más cortos, impidieron la maduración de los granos de trigo, cebada o centeno y el fantasma del hambre se hizo presente en la sociedad.

Los mas perjudicados sin lugar a duda fueron los campesinos que se vió sometido a largas hambrunas. Aumentó la mortalidad infantil y la población comenzó a disminuir aunque los territorios todavía no alcanzaban para abastecer a toda la población. Se necesitaba ampliar el espacio para que algunos sectores de la población pudieran establecerse.

Las consecuencias mediatas de esta situación fueron que la población se debilitara inmunologicamente y fuera presa fácil de las pestes que llegaron a Europa y que van a ser una de las causas de la contracción en Europa durante esa época. Otra de las consecuencia es que los campesinos comenzaron a organizarse y sublevarse contra los que tenían los escasos recursos que existían y no los compartían con ellos, o sea las clases nobles y los religiosos quienes tenían los privilegios.






b) aparición de enfermedades


Una población con hambre y expuesta a inviernos más rigurosos fue presa fácil de las enfermedades epidémicas, como la tos ferina, el tifus, la varicela, la disentería, la neumonía y, sobre todo, la peste negra. La medicina de aquella época era muy precaria y los avances para detner estas plagas fueron poco efectivas.

La mayor calamidad pública fue la denominada "muerte negra" que asoló a toda Europa entre 1347 y 1351. La peste negra o bubónica, proveniente del Oriente, se traspasó por la rata negra, inexistente en el Viejo Mundo. Ésta abordó las bodegas de las galeras venecianas que realizaban el tráfico comercial con Asia Menor y Egipto, portando el letal bacilo. En 1347, estas ratas infectadas descendieron en los puertos italianos. Luego, la pulga de la rata transmitió la enfermedad al picar a hombres y mujeres. La peste se manifestó por vía intestinal, linfática y pulmonar, causando la muerte en tres o cuatro días en medio de atroces dolores. El contagio fue muy rápido, pues sólo bastaba respirar cerca de algún enfermo para contraer la peste. Ello explica que las ciudades, que en el mejor de los casos tenían entre 40.000 y 100.000 de habitantes, fueran las zonas más afectadas por la mortandad.


c) Conflictos Bélicos.


El fantasma del hambre y las enfermedades se sumaron las guerras, que igualmente incidieron en la contracción europea del siglo XIV. El conflicto bélico más grave fue la llamada Guerra de los Cien Años, que involucró a Francia e Inglaterra a partir de la década de 1330. Las campañas se desarrollaron en territorio francés, cuyas principales víctimas fueron los campesinos, que tuvieron que contemplar cómo sus escuálidas cosechas eran arrasadas por los ejércitos y las villas eran saqueadas por hordas de combatientes hambrientos.

Batalla de Poitiers, durante la Guerra de los Cien Años, donde resultaron vencedores los ingleses.

La Guerra de los Cien Años consumió cuantiosos recursos, porque traspasó el ámbito de las luchas entre señores feudales que habían caracterizado los siglos precedentes. Ahora fueron las Coronas de nacientes Estados monárquico-territoriales, las que disputaron con grandes ejércitos y sofisticado armamento (artillería a base de pólvora) un territorio. Había que causar el mayor daño posible al enemigo y eso se tradujo en una destrucción hasta entonces inaudita.

Esto y sumado a los motivos que tenían todos loe stados y particulares de aumentar su capital influyeron para que distintos estados buscaran por otras partes expandirse y no en la misma Europa asolado por condiciones económicas desfavorables, pestes y conflictos armados. La trilogía mortal, hambre-peste-guerra, condujo al europeo a una situación límite. ¿Qué hacer entonces?, se preguntaban los sobrevivientes. Tal como sugiere el historiador Pierre Chaunu, se planteó la necesidad de "huir hacia adelante", abandonar las malolientes ciudades y los arruinados campos y buscar fortuna en las fuentes de la riqueza que estaban en África y Asia. Para poder adueñarse del comercio de esclavos, oro y sal se requería perfeccionar los medios técnicos y emprender la exploración de las costas atlánticas. A estas motivaciones de tipo económico se sumarían otras de índole psicológica, relacionadas con las dificultades materiales propias de la Europa de estos años. Así, el proceso de expansión europea recibió también su impulso con la contracción del siglo XIV.



Las ciudades de los siglos XIV y XV


La ciudad no era una realidad nueva en la Europa de estos tiempos. Ya desde el siglo XI, habían florecido en distintas partes centros urbanos de importancia, pero recién en el transcurso del siglo XIII, algunos de éstos se consolidaron como polos de atracción y centros de acumulación de riqueza. Particularmente, las ciudades italianas y las pertenecientes a la Liga Hanseática sobresalieron por su pujanza y su
poderío a nivel regional.


Las ciudades, si bien crecieron a costa de las migraciones desde el mundo rural, no rivalizaron con las actividades del campo. Se produjo más bien una complementariedad, donde el núcleo urbano ofrecía sus encantos a los campesinos y aventureros y, a su vez, recibía los frutos de las actividades agrícolas que se desarrollaban a su alrededor. Su ubicación estratégica en los cruces de los grandes caminos, en las costas mediterráneas y a orillas de los ríos, le permitieron ejercer un control del espacio aledaño. Como señala el historiador Fernand Braudel en su clásica obra sobre el Mediterráneo, "las ciudades se nutren del movimiento... . Cualquiera que sea su forma y su emplazamiento, el basar, el mercado, la ciudad, es siempre el punto en que desemboca una multiplicidad de movimientos. ... Todas las imágenes evocadoras y explicativas de la vida económica son imágenes de movimientos, de rutas y de viajes".


Los núcleos urbanos, gracias al control de vastas redes comerciales dentro y fuera de Europa, se pusieron a la cabeza de los progresos técnicos que se estaban generando en distintas partes del mundo mediterráneo y del lejano Oriente. Así por ejemplo, desde las regiones árabes se conoció la vela triangular, y desde la China de los mongoles la familia veneciana de los Polo trajo a Europa la brújula y los sabrosos tallarines.


Por otra parte, las ciudades, en especial las italianas, se alzaron como vanguardia del capitalismo comercial al emplear antes que nadie instrumentos financieros como la letra de cambio, la contabilidad moderna (cálculos anticipados de costos y beneficios) y el préstamo a interés. Se podría pensar, entonces, que las ciudades, al poseer grandes capitales, impulsarían un proceso de expansión. Pero no fue así, porque ellas ya tenían el monopolio del comercio con Oriente a través del control de las rutas mediterráneas. En cambio, fueron los Estados monárquico-territoriales, más ricos en hombres y en espacio, los más interesados en abrir rutas alternativas a las ya dominadas por las ciudades.



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